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La revolución de las cosas comunes

Me has mirado y he querido decir mil cosas, pero no me salía ninguna.   De repente me faltaba el aire y he sentido como si algo hubiera entrado dentro de mí desordenándolo todo y haciendo una revolución de las cosas comunes. Ni me tocaste y ya sentía un hormigueo por toda la piel.   Todo lo que tenía estaba viniéndose abajo y no sabía cómo frenarlo. En realidad, con tu mirada no sé si me importaba siquiera. Ahí entendí que aunque mi mundo se desmoronara me ayudarías a construir otro, y mejor.   Porque eso es lo que haces tú: la revolución de las cosas comunes.  

Eres poesía

Eres poesía.   Lo supe desde el primer día en que te vi. No sabía cómo íbamos a funcionar pero tuve claro desde el primer momento que tú te escribías solo. Cuando todo va mal y me miras como si no existiera nadie más en el mundo, eres poesía. Incluso cuando me haces daño sin querer y yo sangro versos, también sin querer, eres poesía. No necesitas nada para ser tú y por eso no necesitas poetas, pero aquí estoy, intentando hacerte justicia. Cuando me hablas todo lo demás suena de fondo, porque tienes ese súper poder. Y cuando quieres desaparecer, dueles.   Pero hasta haciendo eso eres poesía.

Eso es libertad

El humo del cigarro ha dicho tu nombre y se lo he reprochado.   Ahora quiero quedarme conmigo todas las noches y quererme como te he querido a ti. Ojalá pudiera vivir en un atardecer para ser tan sincera conmigo misma como lo soy cuando te miro con el sol escondiéndose de fondo. El viento te da en la cara y me descoloca todos los esquemas. El eco devuelve tu nombre cuando te alejas, porque otra vez estamos mis versos inconexos y yo solos. Hiciste tan poco ruido que cuando metiste mi vida en tu maleta ya era demasiado tarde para decir que me echaba de menos. He sentido tanto que cuando me he encontrado conmigo misma me he reído de haberte hecho ser tú sin ser yo.   He desaprendido a querer mal y ahora estoy queriéndome bien.   Y eso es la libertad: ser de verdad en la poesía escrita en tu piel.  

Miedo

Creo que llevo toda la vida teniendo miedo. Atada a ese pavor que me hace ser menos yo y más del montón. Está tan dentro de mí que ni sé reconocerlo.  Y me he dado cuenta de que esos miedos a perder a alguien que quiero, a no ser suficientemente buena, a que no me quieran por lo que soy... solo son míos. Ni siquiera son reales. Tengo tanto miedo que no dejo espacio para otra cosa. Entonces me pongo una coraza de cristal y hago que soy de hierro. Pero lo que nadie sabe es que cuando me toquen y me rompa todos los miedos dejarán de ser solo míos. Y ahí vendrá el problema. Se harán reales. Y no estoy preparada para enfrentarme a un miedo de verdad. Creo que nadie puede prepararse para eso.  Y mientras todo se va haciendo un poco más desastroso, personificación de miedo tras miedo, empiezo a quererme. La cosa cambia. 

Perderme o perderte

Para una mejor experiencia, escuchar: https://youtu.be/Zj_yL1Od6rk Las noches de tormenta me recuerdan a ti . No para de llover. No paro de querer salir. Abrazarte era un lugar seguro,                             era casa,                                        era paz, era cada uno se queda con lo suyo , yo con mi corazón y tú con el tuyo. Qué bonito error . Nunca supe diferenciar dónde acababas tú y donde empezaba yo. Perdí mi límites, mis principios, mi miedo a quererte. Lo perdí todo, incluso a ti. O quizá tú me perdiste a mí. No lo sé. Eras tú o yo y no quería tener razón. Por eso las noches de tormenta me recuerdan a ti. Quieres volver y sin embargo yo no paro de llover.

Quédate

Para tener una mejor experiencia, escuchar esta canción al leer: https://youtu.be/X8fprSH8Eik Nuestra felicidad está en las personas que queremos y que nos quieren. No siempre una cosa va acompañada de la otra.  Muchas veces todo depende  de ese  quédate   que se nos  atasca en la garganta.  Qué poco duramos las personas             cuando no se abre el paracaídas. Como si la hostia fuera a ser menos por cerrar los ojos.  Tenemos tantas cosas que decirnos que no nos decimos  nada . Me eché un montón de veces por no echarte a ti, y ahora sangro versos porque te has ido.  Ahora escribo tu nombre  en el vaho de los cristales, para que desaparezcas .  Y no vuelvas.  Sí, lo digo con letra pequeña por si algún día te apetece volverme a desangrar.  Ojalá. 

Un cumpleaños feliz

Me gustaría no tener que escribirte esto, si no poder decírtelo a la cara. O no, quien sabe, a lo mejor no hace falta hablar. Darte un abrazo, o dos, tres besos, o los que hicieran falta. Sé que lo sabes, pero te quiero, nunca me voy a cansar de decírtelo. No sé si te das cuenta pero tienes el súper poder de alegrarme el día. Aunque haya sido un mal momento siempre has sabido cómo hacerme sentir mejor. Para mí eres un ejemplo de fuerza de voluntad, por todo lo que has vivido y me has enseñado. Para mí no eres solo mi padre, eres alguien que sé que pase lo que pase y haga lo que haga va a estar ahí para mí. Al fin y al cabo, yo te voy a cuidar cuando seas viejito así que tienes que caerme bien. Así que en resumen, por y a pesar de todo, eres el hombre de mi vida.