Deja vu

Verte era como llegar a casa una tarde de invierno y tomarse un chocolate caliente debajo de una manta. No podría explicar la sensación, es indescriptible. Podía pasarme horas mirándote con un silencio entre nosotros. No era incómodo, era nuestro momento. Teníamos tantos de esos... Aún sigo esperando algo que me haga sentir así de nuevo. Hoy echo de menos todo lo que ya no está, incluso las horas perdidas. Un deja vu tras otro... Cuando estaba contigo todos mis demonios se calmaban, dejaban de gritar y por un momento podía descansar. Es muy rebuscado pensar que porque ya no estés jamás volveré a callarlos. Tanto que he llegado a esa conclusión, imagínate las horas que he perdido. Ya he gritado todo lo que tenía que gritar. Ahora todo es un desastre: la cama deshecha y los zapatos por el suelo. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Especial día de la madre

Poesía

Quédate